¿Qué entiendes por espacio público? (definición)
“El espacio por definición es público, sólo existe un espacio que no lo es y el hombre trata
constantemente de compartirlo”
Parafraseando a Paulo Mendes da Rocha
Para mí, espacio público es sinónimo de ciudad, es donde residen su alma y espíritu. Es el lugar
donde se construye ciudadanía, una actitud más allá de un espacio físico, virtual, anímico o
imaginado.
Creo que hoy, nuestro principal problema es el desequilibrio por ausencia. El concepto de
ciudadanía (corresponsabilidad, proactividad, solidaridad) está a la deriva y con él, el de espacio
público.
Tenemos muchos espacios, construidos o no, que calificamos como públicos sin realmente serlo,
posiblemente porque en su diseño hemos querido facilitar este uso, sin pararnos a pensar si
existe una ciudadanía con la que llenarlos y ciudadanos que ejerzan como tales, sin ellos el
espacio público sencillamente no lo es.
Hoy, la ciudad, como la cultura (conceptos hermanos y complementarios), se debate entre el
mercado o la oferta privada, y el estado o los servicios públicos, sin dejar apenas espacio para la
calle, para la ciudadanía.
Existe una gran oferta de espacios a los que uno puede ir a comprar o a consumir todo aquello
que crea necesitar, siempre y cuando tenga el suficiente dinero para pagar por ello.
Complementariamente, la administración, en sus diversas escalas, se ha resignado a
proporcionarnos todos aquellos servicios que aparentemente necesitamos, desde un enfoque
muy reduccionista del bienestar, con evidentes diferencias en función de lo que cada barrio o
municipio igualmente pueda pagar.
En ambos casos, el ciudadano siempre se encuentra en una posición individual y pasiva, de
consumidor, beneficiario o receptor de servicios, pague por ellos de manera directa, mercado, o
indirecta, estado, lo que le permite exigir sus derechos sin tener necesidad de reflexionar sobre
su compromiso con el procomún y su relación con los demás, con los otros, a los que se enfrenta
en actitud individualista, hacia la salvación personal, mientras la propia ciudad se fragmenta y
desestructura.
Para mí, en la ciudad actual falta “química” o tensión entre lo individual y lo colectivo, lo
individualista ha vencido a lo compartido, generando modelos paradójicos que nos alejan de
obtener soluciones con las que enfrentarnos al desafío más urgente que tenemos que abordar, el
de la sostenibilidad global, que nos exige soluciones integradoras y compartidas, desde lo micro.
¿Cómo lo cambiarías? (soluciones)
“El hombre es el remedio para el hombre”
Proverbio Wolof
Es difícil pensar que exista una única receta. En mi caso creo que hay que optar por capacitarnos
como ciudadanos, confiar en el capital creativo de las personas, de cada una de ellas, y
estimular nuestra capacidad de ponerlo al servicio de los entornos en los que convivimos, ¿no fue
este el origen de las ciudades?. Abandonar la participación como “ser parte”, algo inherente al
hecho de vivir en la misma ciudad o planeta, para pasar a un posicionamiento activo ante la
misma, pasar a “tomar parte”.
Personalmente, intuyo que hay dos elementos cuya sinergia nos puede ayudar de manera
fundamental. Por un lado, urge recuperar la calle como espacio apropiable de encuentro,
relación y creatividad y, por tanto, de espontaneidad; por otro, volver a reivindicar la diversidad
y la complejidad como valores fundamentales sobre los que hacer ciudad.
La combinación de ambos factores nos puede ayudar a acelerar el proceso de obtención de
soluciones que necesariamente deben ser integradoras y compartidas.

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